Se quedó pensando, Ezequiel, cuando su pareja lo apuró con la
pregunta.
No tuvo la repentización acostumbrada, para responder, con el
timming de siempre, y quedó atrapado como centolla en canasto.
Sufría el pobre, porque ante cada silencio, Natalia, su
novia, lo aprovechaba, para apretar aún la formulación de su cuestionario, a
modo de juicio.
Sabía que lo había agarrado, y estaba aprovechando la
situación, como la aprovecha un tiburón, cuando advierte sangre en el mar.
Ezequiel, ni siquiera, pudo esgrimir, argumento alguno, y
tampoco supo desplegar como era su costumbre, su cara de nada, donde un simple
movimiento de cejas y abducción de hombros, daba por sentada como explicación,
a cualquier requisitoria, que lo encontraba en desventaja, valiéndose además de
la escasa capacidad del interlocutor de turno, que aceptaba aquello como
definitiva y autorizada palabra.
Aun cuando en esta ocasión, todo cuanto respondía era cierto,
sus antecedentes, no le permitían gozar de credibilidad, y eso enfurecía a
Natalia, porque no lograba distinguir la veracidad de las respuestas.
Hasta que el destino, o vaya a saber que ente, iluminó a
Ezequiel, para que su respuesta lo ubique, en la salita de primeros auxilios.
No se sabe si metabolizó sus palabras, por el cerebro; seguro que no; porque de
haberlo hecho, tal vez, su destino, hubiera sido un enojo por parte de Natalia,
que se podía revertir. Pero esto….
Hasta se puso serio, cosa que le agregó un condimento más,
porque cuando le dijo a Natalia…”VAYA A SABER CUANTAS VECES DIJE LA VERDAD,
CUANDO ESTABA MINTIENDO…”
Mientras el médico, le aplicaba cinco puntos en la barbilla,
le preguntaba a Ezequiel….”Porque te pasó esto ¿?? Es raro un corte así en este
lugar, salvo que alguien te haya golpeado…!!!???”
Ezequiel….puso cara de nada…levantó las cejas y abdujo los
hombros….
de Patricio Massa
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