Aquellos años de infancia,
donde el verbo jugar
Le otorgaba a la oración
diaria, la acción que conjugaba
Al sujeto con el predicado
en aquel barrio mágico
Donde de día eran casitas
bajas, con aromas de cocina y de limpieza
De madres haciendo compras
y chicos en el cole
Y por las tardes un campo
de juegos y compartir hasta la noche y aprender
Cosas que jamás se olvidan
Allí forje en sueños, a un
amor que atesoré entre zarandeos y compases y la timidez, que la
vergüenza gobierna, ocultó mi amor y nunca le hice saber de mi silencioso
sentir, más que por una mirada o la insinuación a través del rubor de mis
mejillas…
Aquellos días pasaron…pero
patentaron en mí la esencia y dieron forma a la manera de ser…mi manera de
sentir, sellando su impronta, que aún me acompaña...
.…moderando la timidez, que
sigue gobernada por la vergüenza y tal vez por eso, la mirada y el rubor, cuenten
con la ayuda de la expresión, en palabra y la escritura, para que desde allí,
pueda decirle a aquella chica, cuanto la quiero…
Patricio Massa
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